Amaya y Rafael se destacan a su corta edad por su inteligencia
Por: Stephanie Gómez Álvarez, EL VOCERO
sábado, 19 de marzo de 2016
sábado, 19 de marzo de 2016
A simple vista Amaya Gabriela de Borinquen Reyes Rodríguez y Rafael Díaz Brenes parecen dos niños de su edad, 12 y 14 años, sin embargo, una conversación con ellos delatará que en sus casos la edad es solo un número que han aprendido a ignorar para dar rienda suelta y maximizar su inteligencia más allá de la norma.
Y es que a su corta edad, ya ambos fueron admitidos a la Universidad de Puerto Rico (UPR) y sin ni siquiera tener la edad mínima para conducir un vehículo, se encaminan a dar ese paso que de ordinario suele ocurrir entre los 17 y 18 años.
El coeficiente intelectual (IQ, por sus siglas en inglés), un número que resulta de la realización de una evaluación que permite medir las habilidades cognitivas de una persona en relación con su grupo de edad de estos es muy superior a lo que se considera ser un dotado, según la ley en Puerto Rico. Amaya tiene un IQ de 157, mientras que Rafael tiene 154.
Según está definido en la Ley 159 de 2012, un niño dotado es aquel que “tiene un cociente intelectual igual o mayor de 130; capacidad social y cognitiva excepcional, por encima de la edad cronológica y superior a la de otros de su misma edad, experiencia o ambiente; alta capacidad intelectual, creativa artística o de liderazgo y de más áreas académicas específicas, exhibida o demostrada mediante evaluaciones psicológicas y educativas realizadas por profesionales certificados por el Estado”.
Un apretón de mano de Rafael y una tierna sonrisa de Amaya fueron suficientes para que los estudiantes se sintieran cómodos con la presencia de EL VOCERO en su colegio ‘Puerto Rico Gifted School Alliance’ en Guayama, donde asisten además otros 23 niños dotados.
Sin ninguna timidez ambos abordaron la situación de los dotados en Puerto Rico y sus planes futuros sentados uno al lado del otro de la oficina del colegio.
Tanto Amaya como Rafael ya han tenido experiencias universitarias y cuentan con créditos de algunas clases que han tomado.
“La experiencia universitaria es algo bien emocionante. Ver a una persona que ha estudiado algo y que se ha preparado toda su vida, te expresan conocimientos más allá de la escuela y me gusta porque el ambiente es para trabajar, es un ambiente para cumplir sueños y enriquecerse del conocimiento del mundo y es bien emocionante, lo encuentro hasta más divertido emocionante que estar todos los días en la escuela para escuchar lo mismo”, sentenció Rafael.
Amaya resumió su experiencia con un “a mí me encantó”.
A pesar de ser niños entre adultos, dijeron haber hecho amistades y socializado con otros estudiantes.
Reyes Rodríguez, quien fue admitida a la UPR Cayey bajo el programa de Artes con concentración en inglés, recibió su primera aceleración de cuarto a sexto grado y el resto es historia. Comenzó su vida académica en un colegio, luego estuvo en la escuela pública y retornó al colegio donde había iniciado, ahora bajo un nuevo nombre y enfoque.
“Quiero escribir, quiero ser escritora, no sé si algo más”, reconoció la joven.
Mientras, Díaz Brenes comenzará en agosto sus estudios en Ciencia Física en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). En el caso del adolescente, estudió la elemental y la intermedia en una escuela pública y hace dos años comenzó en el colegio de dotados, que usa la modalidad de educación en el hogar, mejor conocido como ‘homeschooling’.
“El problema de la escuela pública es que debido a que los grupos de estudiantes son tan inmensos el maestro le tiene que dar a todos por igual la misma educación con el mismo material y la enseñanza no varía mucho, mientras que en este colegio me han dado la oportunidad para yo trabajar a mi propio ritmo, me han permitido cumplir con los requisitos del grado sin tener que tomar los grados por edades, y eso me ha facilitado pasar las admisiones de la universidad y adelantar cursos de la universidad y aprender más cosas más allá gracias a que la educación es más individualizada, en comparación con la escuela pública que a todos le dan lo mismo”, sintetizó de forma elocuente al ser preguntado por sus experiencias en ambos ámbitos.
Ambos estuvieron de acuerdo con que deberían existir más escuelas especializadas en niños dotados y aprecian la modalidad de educación en el hogar. Bajo este modelo visitan la escuela una vez al mes.
“Puedes decidir cuánto vas a hacer en un día y el propio espacio de uno. No tienes que seguir un camino estandarizado que si te adelantas es malo y si te atrasas también”, planteó Díaz Brenes, un ávido investigador apasionado de las ciencias y matemáticas con miras a ser astrónomo.
¿Y cómo socializan con otros niños de su edad?, preguntó este medio.
Ambos sonrieron entre sí, como si ya hubiesen contestado esta interrogante más de una vez.
Seguido, Amaya contestó que se mantenía en contacto con niños de séptimo y noveno grado por teléfono y Rafael la secundó con que lo hacía de igual forma.
Pasan sus días entre libros y con la ayuda de sus padres mantienen un horario en el que le dedican a diferentes materias o temas. En el caso de Rafael confesó que suele evaluar libros de pensamiento crítico y realiza investigaciones científicas en diferentes organizaciones.
Algunas de estas investigaciones que enumeró son en aeronáutica, ingeniera eléctrica, impresoras 3D y el estudio del efecto del polvo del Sahara en la frecuencia de formación en las nubes de Columbus. También forma parte de la Asociación de Astronomía, donde una vez al mes participa de actividades de observación a través de telescopios y ofrece charlas.
Amaya también practica la arte marcial Taekwondo y toca piano en el Conservatorio de Música.
El vicepresidente del Comité de Padres del Colegio, Angel Reyes Vargas, aseguró que la institución es solo un modelo de lo que se puede realizar a nivel nacional a favor de los niños dotados.
A su juicio, un elemento importante es que los educadores deben ser capacitados para conocer cómo trabajar con niños con IQ superior y abiertos a métodos de aceleración cuando se cumpla con los requisitos para ello.
El también padre de Amaya dijo que aunque la escuela es especializada en niños dotados, admiten a todos los estudiantes, e incluso tiene programas para niños que están en el otro espectro.
“Lo importante es que se pueden atender las necesidades de los niños con flexibilidad y sensibilidad para atender los retos que tienen”, puntualizó el médico y abogado.
De acuerdo a Héctor Rivera, presidente del Instituto de Investigación y Desarrollo para Estudiantes Dotados (IIDED), en Puerto Rico hay unos 20 mil niños dotados, la mayoría de estos sin identificar. La organización ha identificado unos 656 niños dotados.
Tomado de: http://elvocero.com/ninos-mas-alla-de-la-norma/ el sábado, 19 de marzo de 2016.
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