7 cosas que podemos sugerirles para ayudarles
Se acercan los exámenes finales, todo lo que nuestros hijos no han leído o estudiado, trabajos que no han hecho cuando tocaba… se acumula en unas pocas semanas. Empieza el estrés. Si además los exámenes tienen una validez oficial y de ellos depende su futuro profesional, sea porque por sus resultados podrán o no elegir la profesión que quieran estudiar, sea porque de ellos depende un título… el estrés se multiplica, es decir, el sistema nervioso se pone en marcha para prepararse para lo que sea necesario, su cuerpo empieza a producir más hormonas, su corazón va más rápido, aumenta la presión arterial, respiran más rápidamente y los músculos se ponen en tensión.
Esta situación no es mala. Existe un estrés positivo que les ayuda a aumentar la concentración, les hace sentir optimistas y capaces de todos, aumenta su vitalidad y su resistencia física y mental que va a ayudarles en los exámenes
El problema es cuando el estrés se sale de madre y dura demasiado tiempo. Entonces pueden caer en el pesimismo, un gran cansancio físico, disminuye la concentración, pierden capacidad de memoria y de aprendizaje y se vuelven irritables. A lo que hay que sumar una bajada de defensas, posibilidad de problemas cardíacos, aumento de grasa corporal y pérdida de calcio en los huesos.
Si notamos que les cuesta dormir, que por mucho que duerman siguen cansados, tienen dolor de cabeza, de espalda o de cérvix constante, contracturas, tienen problemas de estómago, les tiembla la mano, se irritan y gritan por todo, si nada les atrae… es el momento de actuar e intentar ayudarles.
Lo primero es que se den cuenta de que están en un momento de estrés no productivo y cuáles son las causas: mala planificación, presión por los resultados, competitividad consigo mismo o con otros compañeros etc.
Después es importante que entiendan que el estrés puede ser bueno para concentrarse, trabajar más intensamente y conseguir buenos resultados, pero que deben aprenden a enfrentarse a las dificultades con un espíritu de lucha positiva. Debemos ayudarles a reflexionar sobre las opciones que tienen, de lo que son capaces y establecer metas asumibles.
Y, sobre todo, como padres debemos entender que lo más importante son ellos como personas, no añadir más presión, confiar en ellos y mostrarles nuestra confianza, explicar que lo importante es el esfuerzo y no el resultado y que sea cual sea ese resultado, seguro que saldrá adelante y nosotros estaremos a su lado para ayudarle a conseguir sus metas. Es decir, transmitir seguridad y tranquilidad.
Además de esto podemos sugerirles:
- Hacer ejercicio. Aunque les parezca que pierden tiempo de estudio, hacer ejercicio un par de días a la semana les ayudará a descontracturar el cuerpo y despejar la mente para poder trabajar con mayor efectividad.
- Escuchar música relajante, sobre todo música clásica que estimula y descansa la mente.
- Salir a la calle, pasear con el perro, quedar con los amigos, que les toque el aire y el sol. Es bueno físicamente, mentalmente y para bajar la irritación y el mal humor.
- Dormir lo suficiente. El sueño es primero que se sacrifica ante los exámenes, sin embargo, dormir ayuda a que el cerebro asimile e incorpore en la memoria de largo plazo lo aprendido para que esté disponible cuando llegue el examen.
- ¡Comer chocolate! No es una broma. El chocolate negro libera endorfinas que reducen el estrés y tienen un efecto relajante.
- Observar lo que queda para estudiar y los días y horas disponibles produce un efecto relajante y saber a lo que se enfrentan cada día por anticipado aumenta la motivación.
- ¡Rezar! Efectivamente. Las oraciones repetitivas –como el rosario– o la oración de meditación en silencio se ha demostrado que producen cambios bioquímicos que ayudan a aumentar la eficiencia de las células para producir más energía.
Por: Monica Costa/Aleteia
Tomado de: http://elvisitantepr.com/como-ayudar-a-nuestros-hijos-con-el-estres-de-los-examenes/ el jueves, 27 de abril de 2017
No hay comentarios.:
Publicar un comentario