viernes, 30 de junio de 2017

El día que el teléfono celular nos convirtió en zombis tecnológicos


Por: Dr. Carlos J. Acevedo
21 de junio de 2017

Usted al igual que yo tenemos gratos recuerdos de nuestra niñez cuando visitábamos a nuestros abuelos y nos sentábamos junto a ellos para que nos contaran sus anécdotas. Esos preciosos momentos siempre los guardamos en nuestros pensamientos porque son parte del legado familiar. O cuando nos reuníamos con nuestros padres y hermanos y le dábamos un resumen de lo que hicimos durante todo el día, ya sea en el trabajo o en la escuela.

Sin embargo, esta bella costumbre de relacionarnos y comunicarnos con nuestros seres queridos se está convirtiendo en una especie en peligro de extinción. Gracias a la llegada de los llamados “teléfonos inteligentes” las conversaciones que teníamos en un pasado se han transformado en un monólogo. La persona a quien supuestamente le estás dirigiendo la palabra se encuentra sumergida dentro de su teléfono viendo cuanta imagen o video aparece en las redes sociales. Uno parece que está hablando a la pared.

Otro aspecto que ha transformado nuestra forma de comunicarnos con los demás es que esta tecnología nos está convirtiendo en personas antisociales. Para muchos, es más fácil enviar mensajes de textos o caritas felices o tristes para reaccionar a cualquier tipo de situación.

Un estudio realizado por la empresa de telecomunicaciones Alcatel Lucent indica que, en promedio, una persona mira el teléfono celular más de 150 veces al día. El estudio también destaca que el 73 por ciento de los usuarios en el mundo, entran en pánico si no sienten su teléfono, o lo pierden.

Mientras que un informe presentado por Cisco, uno de los principales fabricantes de equipos de redes, destaca que durante los próximos cinco años existirán alrededor de 5,500 millones de usuarios de móviles, lo que representa el 70 por ciento de la población mundial.

El estudio también dice que en el año 2020 será mayor el número de personas que tendrán teléfonos móviles (5,400 millones) que las que tendrán electricidad (5,300 millones), agua potable (3,500 millones) y automóviles (2,800 millones).

Volviendo a mi reflexión sobre el impacto de los teléfonos celulares en nuestras vidas, les quiero contar una anécdota. Hace un año, en un restaurante dedicado a la venta de pizza, me encontraba con mi esposa y mi hija cenando y comenzamos a dialogar sobre nuestros planes futuros. Al lado de nuestra mesa se encontraba una familia, compuesta por el papá, la mamá y tres hijos preadolescentes. Durante la hora que estuve en el negocio no hubo conversación entre los miembros de esa familia porque todos estaban utilizando su teléfono celular y se mantenían bien concentrados a lo que estaban viendo en sus respectivas pantallas. La única vez que pude escuchar alguna palabra fue cuando el papá pidió el menú y luego la cuenta.

Como profesor universitario he tenido que lidiar con los teléfonos celulares. En cada clase que he impartido hay, en promedio, entre tres a cuatro estudiantes que sacan su teléfono y le dan más atención a su aparato tecnológico durante la hora y media que dura el curso. Uno como educador le da molestia que varios jóvenes le dan más importancia a lo que aparece en Facebook que a la propia clase.

No obstante, hubo una ocasión que me sentí con grandes esperanzas de que las conversaciones cara a cara podrían seguir existiendo. ¿Recuerdan el apagón general del pasado año? Durante varios días no hubo sistema eléctrico y cuando las baterías de nuestros celulares se agotaron y no contábamos con cargadores en los automóviles, no tuvimos otra alternativa de levantar nuestros rostros y observar que hay más mundo afuera de nuestros teléfonos. Podíamos hablar con nuestros vecinos que no sabíamos que vivían junto a nosotros y apreciar la belleza de una noche con muchas estrellas sin tener contaminación lumínica.

Lamentablemente, cuando regresó la electricidad, los humanos volvieron a inclinar sus rostros y retomaron la costumbre de conectarse por horas interminables a los teléfonos.

Fomentemos las conversaciones entre familiares y amistades y para evitar que nuestras generaciones futuras se conviertan en “zombis tecnológicos”.

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¡Hasta la próxima!


Tomado de: https://m.facebook.com/pegasus.communicationsmedia/photos/a.943632489105468.1073741828.943593905775993/1034864919982224/?type=3&source=48 el lunes, 26 de junio de 2017.

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