Quiero ser como el roble de mi patio:
Aunque se partió a la mitad, está firme en sus raices, reverdece y florece.
Quiero ser como las palmas reales de mi comunidad:
Perdieron sus pencas pero sus troncos están en pie y con renuevos verdes.
Quiero ser como el flamboyán y la ceiba de mi pueblo:
Imponente ante los vientos, perdió algunas ramas y ya está reverdeciendo.
Quiero ser como las caobas, las reinas de las flores y las magas de mi país:
Algunas perdieron hojas y ramas o están medio viradas pero ya están reverdeciendo.
Quiero ser como los árboles de mi escuela:
Algunos cayeron, otros se partieron y la mayoría se mantuvieron firmes... ahora florecen no importa su realidad particular.
Quiero ser como el pitirre, el ruiseñor, la reinita, el zorzal, la paloma sabanera y la cotorra puertorriqueña:
No han dejado de reconstruir sus nidos en medio de la desolación y la deforestación.
Quiero ser como el coquí:
No ha dejado de cantar en medio de la noche iluminada por la luna borincana.
Quiero ser como las montañas y las playas de nuestro archipiélago caribeño:
Su resplandor prevalece antes los procesos de la naturaleza.
Quiero ser como el jíbaro de mi hermosa Boriquén:
Ante toda caída se levanta, se sacude y continúa con su paso firme.
Quiero ser... y soy de aquellos que: vivieron largas horas de vientos huracanados, lluvias torrenciales, derrumbes descomunales... que perdieron pertenencias obtenidas y construidas con el sudor de su frente... que no tienen energía eléctrica ni agua potable... que no tienen lo que antes tenían...
Y se levantan con más fuerza en su espíritu y corazón, que los mismos vientos y lluvias, para reconstruir una vida, una esperanza, una ilusión, una comunidad, una isla, un país... porque ni el viento ni la lluvia nos detendrá.
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